Por Lázaro Toxqui Montemayor
Es el martes 24 de mayo de 2022. En una mesa larga, algunos estudiantes del Centro Escolar Miguel Alemán giran la cabeza y logran ver, de reojo, a la presidenta municipal, quien se asoma para fingir admirar el trabajo plasmado en sus cuadernos. Los elementos de Seguridad Pública le han propuesto a los pequeños algunas dinámicas con el fin de que conozcan el trabajo que realizan diariamente en dicha secretaría. Se trata del programa "Un día con la policía". Paola sonríe más de lo habitual. Su estado de ánimo luce fabricado en el departamento de comunicación social, la sala de prensa del gobierno municipal.
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Son, aproximadamente, las cuatro de la tarde del sábado 21 de mayo de 2022. Paola Angón Silva luce visiblemente afectada. Cualquiera diría que estuvo llorando por horas. El escenario es perfecto, otro triunfo de su departamento de comunicación: detrás de su escritorio, la alcaldesa, con el rostro demacrado, condena el cobarde asesinato de la abogada y activista Cecilia Monzón Pérez, ocurrido ese mismo día alrededor de las diez de la mañana.
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Los caballos se muestran un poco impacientes. La policía montada de San Pedro #Cholula ha permitido que los estudiantes acaricien a los corceles. Es una oportunidad única para muchos.
Mientras tanto, la presidenta se toma las fotos que llenarán el álbum de facebook de sus actividades de hoy.
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Una motocicleta con dos sujetos a bordo da alcance a la camioneta de Cecilia Monzón. Se desata el horror. La zona es acordonada. Un par de horas después, diversos medios confirman la identidad de la víctima.
Unos meses antes, el cadáver de una mujer es encontrado en los alrededores de San Matías Cocoyotla, que se ha convertido, junto con Santiago Momoxpan, en dos de las juntas auxiliares más peligrosas de San Pedro Cholula. Las violentas riñas, asaltos, robo de autopartes se han vuelto la marca de esta administración panista.
El plan de seguridad de Paola Angon —si es que existe alguno— no está funcionando.
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A pesar del intenso calor, el programa "Un día con la policía" va completando sus actividades. Paola está impaciente. Los lugares públicos la ponen nerviosa. Imagina que otro grupo de ciudadanos la aborda reclamando corrupción e inseguridad. Los cholultecas ya no se sienten seguros en su hogar o caminando por las calles.
Mientras la presidenta sonríe para facebook, en las calles los autos son despojados de sus espejos, tapones y llantas.
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En las redes sociales, se pueden ver publicadas decenas de condolencias por la muerte de la abogada. Incluso quienes fueron sus adversarios, se dicen profundamente afligidos. Selfies con Cecilia Monzón, todos tienen una. De repente, todos eran sus mejores amigos, todos comulgan con su causa.
Paola Angón, proveniente del partido menos feminista de México, debe esforzarse mucho para que su pronunciamiento público sea creído por los cholultecas. Su verdadera aflicción proviene de los constantes reclamos en materia de seguridad. A seis meses de su llegada a la responsabilidad más grande de Cholula, ya nadie le cree. No ha habido avances.
La presidenta no sabe. No puede.
En la opinión pública reaparece el fantasma de su renuncia. Cada vez que sucede una tragedia que pudo prevenirse, varios piden su destitución: si no puede, que renuncie.
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Mediante un muy elaborado operativo de seguridad, Paola Angón se apresura a abandonar el centro escolar. Los lugares públicos la atemorizan. Todos los días le llegan informes de que algún sector de la población, ya sean comerciantes, mujeres, organizaciones, o juntas auxiliares le reclamen, a la vista de todos, que no ha sabido dar la cara, que se queda muy corta ante los reclamos de la ciudadanía. Que, mientras el Semáforo Delictivo arroja indicadores de foco rojo en los principales rubros de seguridad, Paola solamente tiene luz verde en sus fotografías para las redes sociales. Sonríe.
