Viridiana Lozano Ortiz | Con información de periodicocentral.mx
El expriista le dio 10 mil pesos a cada uno por la ejecución, les compró la motocicleta y las armas para que ejecutaran a su expareja. Uno de ellos, su sobrino.
El feminicidio, lo sabemos todos, ocurrió el 21 de mayo por la mañana, mientras Ceci iba manejando su camioneta; le dispararon seis veces y huyeron.
Este 6 de junio, 16 días después, cayó Javier López Zavala, el autor intelectual del crimen. Un connotado priista en los tiempos de Mario Marín.
López Zavala, o Zavala, como le gustaba que lo llamaran, fue uno de los funcionarios favoritos del marinismo, poderoso secretario de Desarrollo Social y de Gobernación.
Después, el candidato oficial del gobierno en la elección de 2010. Su racha de dinero y poder terminó cuando fue derrotado en las urnas por el panista Rafael Moreno Valle.
Cecilia Monzón tenía una denuncia en su contra por violencia familiar y fue por ese delito por el cual fue detenido este día, más tarde, tras la confesión de su sobrino, le fincaron el feminicidio.
No hay lugar a duda, fue Zavala.
También fue detenido su exparticular, Santiago Bárcena, quien hasta hace unos meses fungía como delegado de Relaciones Exteriores en Puebla.
Y es que, a nombre de Santi Bárcena, hay un auto en el que intentaron huir los autores materiales del crimen. Todo parece indicar que él saldrá libre en cuanto se le deslinden responsabilidades.
Además, Cecilia Monzón denunció a su hija, Fernanda López Villafuerte, por amenazas, porque el pleito con la familia de López Zavala fue brutal cuando salió a la luz la relación de Cecilia con el priista.
Incluso hubo una agresión física por parte de Fernanda contra Cecilia en un evento público.
El 21 de mayo, cuando López Zavala sabía que se había cumplido el crimen, el priista tuvo el descaro de presentarse en la boda del hijo menor de Lorenzo Rivera en Chignahuapan.
Llegó acompañado de Guadalupe Masciel Mani Romero, su futura esposa, una militante de Movimiento Ciudadano con quien planeaba casarse el 24 de junio.
Todos lo siguieron con la mirada, absortos de que estuviera ahí horas después del feminicidio de Cecilia y con su hijo huérfano de madre, y de padre, porque él nunca quiso hacerse responsable.
¡Oye, qué fuerte lo que le pasó a Cecilia! —le comentaron.
Ah, sí, apenas me enteré —dijo Zavala.
Estuvo horas disfrutando de la fiesta y bailando.